Tras una largo
tiempo de estudio en la escuela, los pequeños tienen la mente cansada. Asociar y comprender todos los conceptos a veces puede ser complicado. Además, en la etapa estudiantil siempre hay una asignatura que se les atraganta. Y aunque se le preste más esfuerzo, no se pueden desatender las demás materias.
Descansar el cerebro es una parte esencial para el estudio. Aunque los deberes hacen que los jóvenes
afiancen lo que han aprendido, pueden generar cierta saturación lógica en sus mentes. Tras varias horas en clase, los peques tienen que relajarse pero también realizar sus tareas escolares durante su
tiempo de estudio. Pero, ¿cuántos minutos tienen que dedicar a cada cosa?
Mucho tiempo de estudio puede generar fatiga mental
En Asturias, la Universidad de Oviedo, llevó a cabo una de las mayores investigaciones en España. Realizaron 7725 cuestionarios a estudiantes de 2º ESO. Gracias a los jóvenes, que tenían entre 13 y 14 años, se llegó a la conclusión que
un hora al día de deberes es suficiente para ellos. Exactamente el tiempo más productivo es entre 60 y 70 minutos.
El tiempo de estudio está relacionado con el rendimiento académico, pero no siempre para mejor. Un niño no obtendrá mejora ninguna si pasa más de 90 minutos realizando sus ejercicios. Es mucho
más importante la constancia. Los jóvenes tendrán mejores resultados estudiando una hora al día, en vez de estudiar mucho tiempo algunas veces.
España se sitúa entre los países en los que sus estudiantes emplean más tiempo en los
deberes de clase. Son más de seis horas a la semana. Una situación muy distinta que la de Finlandia y Corea que, aún destinando menos horas, los jóvenes tienen mejores resultado. Casi la mitad de los alumnos españoles dedican
entre 60 y 120 minutos al día para hacer las tareas de clase.
El apoyo de los padres influye en su rendimiento
La investigación de la Universidad de Oviedo hizo un análisis tras sus resultados. Además del tiempo de estudio, también influye la participación de los padres. Los resultados fueron más beneficiosos entre los estudiantes que tienen apoyo puntual de sus padres. Los niños aprenden a
trabajar de forma más autónoma, a gestionar su tiempo y a concentrarse para buscar soluciones.
Los deberes ayudan a los alumnos. Gracias a ellos pueden reforzar los conocimientos aprendidos. De igual manera, esta herramienta de estudio también les ayuda a
forjar su carácter. El hábito que genera el tener que hacer deberes todos los días les enseña a organizarse. Además de ser más independientes, valorarán el esfuerzo y ganarán más confianza en sí mismos al obtener mejores resultados.
Cada estudiante tiene sus capacidades, por ello muchos expertos valoran la opción de que los deberes tendrían que ser individualizados. Algunos alumnos están más avanzados y otros tienen mayor facilidad para realizar sus tareas. La
diferenciación de deberes según el estudiante, supondría un reto personal que estimulará el empeño del pequeño. De momento estamos lejos de dicho modelo en nuestro país.
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